jueves, 1 de marzo de 2012

Cuerpo, mente y espíritu

Cuando habitamos en islas mentales, inmersos en el trabajo y en el ocio informático, las fuentes que nos dan vida y salud quedan a l otro lado del mar. Podemos asociar la dicha con el cielo y remontarnos muy alto, gracias a la energía del pensamiento. Pero al hacerlo olvidamos que el verdadero combustible emana de la tierra, que es tanto como decir del propio cuerpo. Si no tomamos conciencia de él, si no nos reencontramos con cada una de nuestras células, el viaje hacia la libertad puede acabar como el de Ícaro, malogrado por exceso de orgullo.

Ante el excitante universo de internet y del cambio de milenio parece anacrónico reinvidicar el contacto con el cuerpo, la vivencia del presente, la exploración de las propias sensaciones. Pero vivir de espaldas a estas experiencias puede pasarnos una factura de ansiedad y vacío cada vez mayor.

Hace milenios que la humanidad comprendió la importancia de mantener el estado de unidad esencial entre cuerpo, mente y espíritu.

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